Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Ego
27-4-2018 12:20
Por Verion
Como sabrán aquellos que pasan por este lugar, tiendo a no escribir de los asuntos calientes hasta que estos se han pasado y los ánimos están fríos. La verdad es que me parece una forma de obrar mucho más sana porque así uno puede opinar con una perspectiva mucho más amplia, pero también creo que hay otras ventajas. O quizá menos desventajas.

Creo que la más importante para mí es obrar de forma que se escape de una conducta social para mí aberrante: la de enfocar el discurso en las personas en lugar de en los actos. Tal y como lo veo yo, lo importante no es tanto que alguien dijera una cosa u otra, sino la cosa en sí misma que se dijo, o más importante, que se hizo.

Conozco otros entornos en los que se tiende a crear bandos basados en la identidad de las personas, y en seguida se formalizan una serie de batallas en las que estos bandos enarbolan argumentos no basados tanto en las cuestiones paradigmáticas como en las afinidades en sí mismas. Si se sustituye el debate razonable por la situación concreta del líder afamado, muy rápidamente tendemos a situaciones en las que el discurso tiene, en mi opinión, poco valor, y que se centra simplemente en obtener el mayor número de seguidores.

Creo que todos conocemos un entorno muy evidente en el que esto ocurre, y es la política. En mi opinión esta se ha convertido en un espectáculo vergonzoso en el que la razón tiene muy poco que decir, y en la que absolutamente todos los partidos se erigen sobre la figura de personas concretas que forman parte de una elite que se perpetúa a sí misma y que tiene la peligrosa vocación de dirigir la vida de los demás.

En este sentido casi tengo la sensación de que casi es preferible que los sujetos tengan la firme intención de lucrarse, porque aunque sea un impulso miserable, me parece más manejable que la autoadmiración que muchos de estos sujetos parecen desarrollar.

Volviendo al terreno más propio de este blog, a mí mismo me han acusado en ocasiones de tener un gran ego. La verdad es que no creo que haya nada que se pueda responder a esta acusación, pero soy totalmente sincero que digo que a mí esto de ser una persona pública no me gusta. O sea, está claro que he conocido a personas increíbles que ahora son muy amigos míos, pero por otra parte me agota y me somete a tensiones que no me agradan. La verdad es que en muchos sentidos preferiría mantenerme en segunda fila y ser prácticamente invisible.

Visto desde un punto de vista existencial, preferiría no existir. De verdad, que no tengo ninguna intención de que mi persona sea encumbrada como un ejemplo, ni nada así. Sí creo que tengo ideas, claro, e intento plasmarlas en textos y obras creativas, pero desde luego me gustaría que estas se juzgaran de forma independiente a mi persona, incluso si esto implicara que yo no fuera consciente de dicho resultado.

Con todo esto, pienso en todos estos asuntos relativos a la psicología de la renuncia. Creo que todos los que nos hemos inmiscuido mucho en alguna tarea creativa podemos vernos sobrecargados por la tensión social propia de su exhibición, y llegar a decir muchas cosas en los momentos de sufrimiento máximo.

En mi experiencia, no son en estos momentos en los que una persona renuncia. O sea, supongo que todo es posible en la vida, pero creo que los calentones se pasan y dejan lugar a otros sentimientos más tranquilos. Yo creo que cuando una persona cesa en una elección personal, no lo hace enfurecido, sino que lo hace triste, y la tristeza lenta no es dramática es más bien silenciosa.

Es un poco como este asunto de los suicidios: creo que el día en el que uno da el paso no es uno en el que está hecho mierda, sino uno en el que está tranquilo. Triste, decepcionado, sin interés por la vida, pero precisamente por ello, tranquilo.

Dentro del mundo del rol he visto a personas que acaban renunciando, y casi siempre es con la misma perspectiva: “tengo que volver con mi mesa de juego, estar tranquilo a mis cosas y volver a disfrutar”. Si es una estructura frecuente, ¿qué tiene que decirnos esto del fenómeno de la competencia, del desgaste social en internet?

Si ya esto me parece triste, la realidad social posterior me descorazona un poco. Es decir, que lo normal será que este mundo lleno de impulsos remplace el recuerdo de las acciones por otras cosas nuevas, y que en poco tiempo todo lo hecho no sea ni rememorado.

Ójala todos nos apoyáramos un poco más.


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