Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Amar la lucha
30-4-2018 12:10
Por Verion
Últimamente pienso mucho en el concepto de la renuncia. Se juntan hechos recientes con cierta tristeza interior que espero que sea transitoria, pero que en cualquier caso me llevaron a escribir mi anterior artículo, ego, y que quizá me despierten alguno más.

El caso es que yo puedo llegar a tener en algún momento ganas de renunciar, e incluso podría pensar que debo hacerlo, o sentir que la tristeza no me deja otro camino, pero creo que en realidad estoy extremadamente lejos de hacerlo, y esto es por el amor a la lucha.

Creo que el ser humano ha combatido desde el principio de sus tiempos, y lo hará hasta el final, cuando el cambio climático haga el planeta inhabitable en unos decenios. No es que crea consustancial a la existencia humana, pero sí a los modelos educativos y sociales que hemos desarrollado.

Este camino de la guerra lleva al ser humano al sufrimiento. Está claro que en el cómodo occidente todo se ve desde una perspectiva mucho más amable que la que le toca a los que están, por ejemplo, en Siria, así que casi cabría pensar que aquí no vivimos en guerra, pero yo creo que no solo vivimos en guerra, sino que vivimos exactamente la misma guerra. Siguiendo este ejemplo, los que estamos en occidente vivimos una guerra por la opinión que concluirá en que nuestros gobiernos decidan participar de alguna forma, o no participar.

Entonces, desde mi punto de vista, vivimos una guerra por la opinión, y esta es una guerra extremadamente compleja. Los combates más físicos tienen una mecánica bastante comprensible, y aunque sin duda son algo horrible y temible, la guerra de la opinión también tiene conceptos desagradables.

Uno de ellos, que ya he citado en varias ocasiones, es que nada tiene una duración prolongada. El recuerdo de los bombardeos en oriente medio quedan rápidamente tapados por las violaciones de las fiestas, y estas por el nuevo teléfono móvil de no se qué compañía. Es una locura, porque parece que todo tenga la misma importancia (ninguna) y que nada prevalezca en el tiempo.

En mi opinión este es un sistema social cuya existencia conviene para el fin más obvio: que sigamos trabajando para perpetuar la funcionalidad del sistema social. En este sentido solo nos diferenciaríamos del paradigma de la antigua Roma en que tenemos redes sociales en lugar de combates de gladiadores.

¿Y qué es lo que nos queda de todo esto? Batallas de popularidad en dichas redes sociales, batallas por conseguir el favor de tal editorial que es la que cuenta con los medios productivos y de promoción, batallas por ser el jutuber más salsero, y probablemente con el patreon más boyante, y en general una continuada y mezquina batalla por destacar por encima de los demás.

Cuando paso por momentos de vulnerabilidad me frustra pensar que las personas exitosas se crean mejores que los demás sin que se cuestionen siquiera el sesgo del superviviente, la forma en la que los contactos son mucho mejores que el buen trabajo o el talento, o el impacto que la fortuna tiene en absolutamente todo, y lo dice un autónomo que ha tenido la fortuna de estar en el sitio adecuado con los contactos adecuados para alcanzar el relativo éxito económico y una vida bastante cómoda.

Y este prolongado preámbulo me lleva, por lo tanto, a los pensamientos de renuncia. ¿Podría llegar a renunciar a estar en Espada Negra por sentimientos de tristeza o desdicha? Pues por fortuna o desgracia, no, porque esto de Espada Negra no es simplemente un juego de rol, o una novelas o un videojuego, es un estilo de vida en el que el acto de luchar es el objetivo en sí mismo. Voy a intentar explicarlo.

La hermandad se erige sobre unos principios concretos que es muy difícil que se impongan o incluso que se hagan populares, y por lo tanto el combate no pretende tener una victoria en si misma, sino abrir un camino para que se unan otras personas, y que quizá en un futuro lejano sí que se pueda plantear algo parecido a una victoria.

Entonces, ¿qué es para mí un avance en nuestros anhelos? Que una persona decida unirse a nosotros, bien en el acto formal de entrar en esta hermandad, o bien apoyándola de una forma concreta, o incluso simplemente haciéndose partícipe de su mensaje o alguno de sus principios.

Desde esta perspectiva, lo importante es en sí mismo no dejar de luchar por ser visibles y que las personas que crean en esta serie de principios puedan sentir que hay al menos un movimiento que lleva una dirección que no es la del consumo alocado de información, y que podría tener un lugar a largo plazo, o por lo menos afrontar la dureza del destino en compañía.

La vida no consiste en dar buenos golpes. Consiste en soportar sin dejar de avanzar. Por eso no nos rendimos. Nunca nos rendimos.


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