Espada Negra: juego de rol
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Partida de Espada Negra: Rebelión en Aranda de Cincorreinos
2-12-2013 01:07
Aranda de Cincorreinos fue un pequeño pueblo recóndito y que cuya historia no tiene ninguna particularidad salvo los sucesos allí acaecidos en el año 472 del calendario dormenio, y que fueron relatados en Zaragoza el primer día de diciembre de 2013, con la distinguida asistencia de:
- Álex Cabeza.
- Maska.
- Sergio (Gito).
- Javier Alejandre.
- Roberto.


ESCENA 1. LA NIÑA

La tranquilidad del pueblo se vio rota cuando se empezaron a oir nerviosos gritos y un tumulto creciente, en una tarde cualquiera de otoño. Un puñado de integrantes de la guardia llevaban a cuatro niñas a empujones, calle arriba en dirección a la hacienda noble, seguidos por su desesperada madre. Al parecer, aprovechando que los hombres estaban fuera en el campo trabajando, habían entrado en la casa de la familia de un campesino y habían capturado a cuatro niñas.

De forma fulminante, el Marqués de Aranda de Cincorreinos mandó ahorcar una de las niñas en la puerta de la hacienda, orden que la guardia no dudó en ejecutar. El resto de niñas fueron capturadas como rehenes, algo que garantizaría su seguridad. Los presentes quedarían aterrorizados, y sin duda aleccionados. Pero sin duda no se produjo lo que el noble esperaba, ni lo que ningún historiador apostaría al leer esta crónica.

Los cronistas especulan con que la razón del noble local para aplicar el citado castigo fue un supuesto anterior agravio por parte de un agricultor llamado Elffor, cuyas hijas eran la niña ahorcada y dos más de las capturadas, hacia su persona e intereses.


ESCENA 2. LAS LINDES

En un discutible alarde de estrategia militar, el noble distribuyó a los integrantes más inexpertos y peor equipados de la guardia en los caminos de entrada al pueblo. Esperarían la vuelta al ocaso de los campesinos que trabajan la tierra, controlarían su entrada, y localizarían y neutralizarían cualquier amenaza, explícitamente la que supusiera Elffor, el padre de la niña asesinada.

Pero Elffor era lo más parecido a un líder que el pueblo llano de Aranda tenía. Una persona querida y apreciada, a la que todos solían acudir en busca de consejo para tomar decisiones. Él y algunos de sus leales amigos labradores debieron ser avisados por algún niño o alguna mujer que salieron del pueblo sin que la guardia tuviera noticia de ello, al parecer.

Al poco tiempo, en las lindes del pueblo, la rabia de los campesinos se empezó a convertir en tumulto cuando Elffor y sus amigos, armados con horcas y garrotes acabaron con los pequeños grupos de guardias que inútilmente guardaban las entradas al pueblo.


ESCENA 3. EL PUEBLO

Distintos archivos relatan los acontecimientos de forma difusa, pero todos parecen coincidir en que se aunaron circunstancias para nada habituales: una rápida organización de la rabiosa turba de aldeanos, que al parecer contó incluso con la connivencia del sacerdote local, la de al menos un líder criminal que habitualmente no suelen enfrentarse a la nobleza por propio interés, y la de un líder de la guardia que residía en el cuartel dentro del propio pueblo.

Se armaron en el cuartel de la guardia tras despachar a la milicia que la ocupaba. La guarnición del noble debió contraatacar en el norte del pueblo, entrando en las casas y matando inocentes sin piedad, para sofocar la revuelta con aún más brutalidad. Pero no lo consiguieron. Sin duda el liderazgo de aquel hombre llamado Elffor hizo que se sobrepusieran al miedo que tantas veces mantiene controlados a los vasallos.

Antes del ocaso, la guardia que no estaba refugiada tras la empalizada de la hacienda noble había muerto, había sido capturada, o había huído. De nada pareció servir la superior equipación y el entrenamiento militar que los guardianes del orden poseían. Mención especial hacen los escritos para un leñador que al parecer cortó la cabeza de quien dirigía el contraataque de la milicia.


ESCENA 4. LA HACIENDA

La exigua guardia que quedaba defendiendo la hacienda poco pudo hacer frente a la oleada de campesinos que superó la empalizada, acabó con las defensas, saqueó el lugar y al parecer rescató a las niñas supervivientes por las que todo había comenzado.

El Marqués de Aranda de Cincorreinos no volvió a gobernar. Los escritos no son claros acerca de su destino exacto, pero sin duda quedó a merced de la turba, que casi indudablemente acabaría con él de inmediato.

La ventura de los lugareños que se alzaron en armas tampoco está claramente reportada, pero sin duda sufrieron un aciago calvario de huida y persecución hasta su exterminación, merecido por otra parte por su atentado al orden y los estamentos establecidos por Soid.


Firmado,

Fray Chesno de Tagcedo.
Re: Partida de Espada Negra: Rebelión en Aranda de Cincorreinos
2-12-2013 02:18
Por Verion
Una espeluznante crónica de unos hechos que, siendo únicos, tienen un carácter similar con muchos otros acontecidos en la oscura Dormenia de esos años. Incluso en este caso en el que la resolución parece positiva (deposición del infame marqués y rescate de las niñas secuestradas) la tragedia consiguiente de la persecución de los líderes sociales arroja una nota amarga en la melodía.

Al menos en esta localidad estos individuos se alinearon en contra del noble. Existen registros de situaciones parecidas en las que el dirigente compraba el favor de estos individuos con oro contante y sonante y la población quedaba desprotegida.