Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Ranteo del Hermano Amargado. O del Pueblo, El Rey y La Nobleza.
29-3-2020 22:58
Por Taraak
Hoy debatía con el hermano Verion sobre si en caso de que alguno de los que se salte esta dichosa cuarentena (pésimamente ejecuta y aparentemente planeada con una incompetencia supina) fuese "ajusticiado" dicho ajusticiamiento sería llevado a cabo por los Hombres del Rey o por las turbas de campesinos enfurecidos, pese a nuestra diferencias de opinión ambos (y algún hermanos mas) coincidíamos en una cosa, El Pueblo es miserable y estúpido.




Del Pueblo.

Y es que ese pueblo que tanta pasión levanta en la discursiva de Comunistas, otros anarquistas, socialdemócratas y hasta fascistas y neo liberales (según les pille el día y el discurso), no es ni ha sido precisamente un dechado de virtudes; uno ve justificar bailes, músicas, festejos y hasta religiones en que dichas prácticas son las prácticas del pueblo, como si tal cosa fuese algo bueno, tampoco creo yo que sea intrínsecamente malo, pero el argumento que quiero hacer el como la falacia "ad populum" está tan presente, como ese Pueblo ha adquirido un estatus de ser naturalmente bueno, cuando la historia y el presente nos muestra una cosa muy distinta.

Y es que en la propia naturaleza del pueblo se encuentran los defectos que anidan en lo profundo de cada corazón, pero en su caso no se trata de unos defectos que afloren a partir de una determinada circunstancia, el hecho de que no puedan dar rienda suelta a los mismos no es por que no lo deseen, es por el miedo a las represalias que ello les acarrearía, así pues ellos no luchan contra sus defectos, solo los reprimen, los apaciguan y ocultan hasta que estos encuentran una ocasión para satisfacerse, para ellos no son un defecto, son solo un apetito negado, un hambre que espera a que el pan sea sacado del horno para darse un festín

Recuerdo perfectamente haber sido insultado, marginado, escupido, golpeado, traicionado, calumniado e incluso denunciado, y durante mucho tiempo nunca supe la razón, creí primero que era la razón por la que me habían agredido y acosado, y la oculté, mas tarde la situación era la misma, la razón era otra, y el ciclo se repetía vez tras vez; algo había en mi que permeaba cada una de mis acciones y les repugnaba; mi amaestradores lo definían de la siguiente forma: "El niño no se integra.", y proseguían "El niño necesita integrarse". Nunca entendieron que yo no podía, no podía hablar con ellos, no había nada de lo que hablar, no podía razonar con ellos, nunca querían razonar, no podía debatir con ello, toda opinión contraria era un ataque, de los cuentos de hadas a la política filosofía o religión, nunca pude hablar de nada, siempre el final era el mismo, había algo diferente y ellos me odiaban por ello, incluso al callar era diferente, estar con ellos no me proporcionaba placer alguno, solo angustia y mal estar, así que me apartaba a las esquinas con mis libros y fantasías, y eso solo lo empeoraba todo; tiempo mas tarde me junté con personas que compartían algunas aficiones conmigo, y si bien fui capaz de hablar con ellos de algo durante algún tiempo el resultado fue el mismo, peor incluso, nunca fui su amigo, a lo mas que pude aspirar fue a ser la mascota hasta que un día se cansaron de mi y me desecharon como se tira un pañuelo usado.

Esto no sería relevante por si solo, pero mi historia es solo una mas en un huso gigantesco como la humanidad misma, y tanto yo como muchos otros somos hilados en la espantosa rueca del Pueblo, es el sufrimiento de quienes son diferentes el hilo que los mantiene unidos y cohesionados, sobrepasados por sus propias frustraciones necesitan hacer sufrir a otros, ya sea por ser homosexual, feo, gordo, de una religión diferente, "friki", o cualquier cosa que se le pudiera ocurrir a los lectores, son solo excusas, en el fondo lo que les importa es que el diferente ha de sufrir. Las diferencias de los disidentes menores pueden ser perdonadas, pero solo en la medida que les dure la tortura de las almas nobles que sean capaces de encontrar, a esas almas les espera el tormento por haberse atrevido a buscar batalla con sus defectos; una vez esas almas estén rotas, marchitas y sumidas en la locura los disidentes menores pasarán a ser las víctimas de los tormentos que hasta hace no tanto aplicaban sobre los otros, hasta que otra alma noble aparezca, o pase a estar de moda otro "pecado".

En fin, como un hermano ha comentado vivimos en una democracia, tenemos lo que elegimos, o mejor dicho tenemos lo que elige El Pueblo. Es curioso como la democracia nos permite elegirlo todo incluso algunos de nuestro reyes, todo menos poder mandarlos al infierno y vivir por tu cuenta, eso no te dejan hacerlo; puedes elegirlo todo, todo menos ser libre.




Del Rey (por evidentes razones legales digo que este concepto no hace referencia a persona alguna si no a un concepto).

Rey es aquel que siendo diferente del pueblo escoge la senda del tirano, y en lugar de coronarse señor de si mismo hace uso de sus habilidades para gobernar a otros, explotando la natural cobardía, mezquindad, crueldad o cualquier otro defecto a los cuales El Pueblo se abandonó hace mucho sin siquiera pensar en ello hacen de su diferencia una marca de adoración para El Pueblo, carecen estos seres de nobleza alguna y comparten con El Pueblo su odio visceral por los Nobles ya que los saben diferentes de ellos y harán todo cuanto esté en su mano por arrastrarlos en el fango, cortarán las alas del águila y las encerrarán en corrales de gallinas, arrancarán los colmillos al feroz jabalí y lo torturaran hasta que solo pueda rendirse y desplomarse en el fango de la pocilga junto a los cerdos, y arrancarán colmillos y garras al lobo hasta degenerarlo en un simple juguete para cuando se encuentren aburridos.

Los reyes saben de la naturaleza envidiosa del Pueblo, y es por ello que les repiten una y otra vez que si se esfuerzan lo suficiente algún día ellos también serán reyes, con poder de obtener placer a expensas de otros y con la única preocupación de mantener su estatus o incrementarlos; no les dicen que el verdadero truco está en ser despiadado, insidioso y cruel, ya que si lo supiesen posiblemente serían menos productivos y solo los separaría de ellos, algo de inteligencia y un golpe de suerte, o quizás solo la suerte. Son los reyes disidentes del Pueblo solo en su mayor grado de refinamiento en su maldad y astucia, aunque evidentemente la suerte y las ventajas de nacer en una posición cómoda ayudan.

Saben los reyes de la naturaleza de cruel perversidad del Pueblo y los saben también cobardes, incapaces de de hacer nada frente a frente, y solo capaces de hacer realidad sus deseos cuando su responsabilidad individual se desvanece en una turba que hace aquello que quiere al grito de "Vox Populi, Vox Dei"; pero no pueden permitir dicho comportamiento, dicho comportamiento pudiera poner en peligro algo que ellos deseasen, pero sobre todo no pueden permitir dicho comportamiento porque tanto como El Noble busca y ama el bien y la justicia, ellos aman el poder sobre otros. Han creado pues entre estos dos estamentos (el de los reyes y el del Pueblo) uno nuevo, nacen para el cometido de mantener controlados y debidamente canalizados lo apetitos del Pueblo "Los Hombres del Rey", dicho termino no hace referencia a un genero o sexo en particular (igual que ninguno de los otros), mucho se ha luchado para que entre los tiranos y sus secuaces no se vea una predominancia de ningún sexo o género, y no quisiera ser yo quien arrebatase a los modernos pensamientos, "pensadores" y "revolucionarios" semejante logro; me refiero a aquellas personas que hacen cumplir la voluntad de los reyes, son estas personas de mentes bien entrenadas y naturalmente poco dispuestas a cuestionar, quienes ejercen su fuerza en nombre de los omnipresentes monarcas, justificándose estos ahora en la voluntad del Pueblo.

Es pues esta turba de voluntad y conciencias perpetuamente diluidas, pero con una voluntad dirigida a los intereses de sus señores que se dedican a hacer al Pueblo un ente aún mas miserable y cobarde de lo que ya es por naturaleza, dando una falsa sensación de necesidad y seguridad aseguran (junto a los heraldos) que las iras del pueblo solo recaigan sobre quien el monarca quiera que recaigan; son pues los Hombres del Rey los que imposibilitan a mi parecer que el pueblo haga su "justicia", el Pueblo es cobarde, y hay un estamento que durante generaciones ha estado inculcándoles que son ellos los encargados.

Al pueblo le encanta ver sufrir al diferente y especialmente al noble, ellos prefieren aplaudir dar vítores y entonar cánticos de alabanza a los ejecutores, normalmente prefieren no mancharse ellos las manos, ¿para que hacerlo si desde las gradas se está mas cómodo y en caso de que tengan un ataque de conciencia ellos solo miraban? El pueblo solo tiene que marcar un número corto y fácil de memorizar, avisar de que ha descubierto a una persona haciendo algo "punible", y sentarse en su balcón, disfrutar de su bebida carbonatada preferida, y ver como los valerosos Hombres del Rey castigan a esa persona que pone en peligro a todo el sistema sanitario corriendo entre la nada o paseando al perro a mas de cien metros de su casa, su única pena será que no le caiga una multa mas cuantiosa, o la ausencia de derramamiento de sangre del infractor; pero tiempo al tiempo, con suerte el pueblo podrá disfrutar a no mucho tardar de ejecuciones y castigos que podrán disfrutar desde la comodidad de su sillón preferido gracias a la magia de la televisión y/o el "streaming", puede que con suerte a los mas proactivos se les permita participar en lapidaciones, con piedras debidamente homologadas y sin discriminación por sexos, después de todo el mundo ha avanzado una barbaridad.

¿Pero como controlan sus terrenales majestades a sus secuaces?, sencillo, entre ellos tenemos a los mas viles, acomplejados, viciosos, crueles y estúpidos, y ellos derramarán la sangre de su familia con tal de mantener el privilegio (privilegios de verdad) de ver sus complejos, apetitos y traumas saciados sin consecuencias, solo necesitan para controlarlos que ellos crean que la institución de la que forman parte es la única forma adecuada de saciar sus apetitos, y solo necesitan creer que dicha institución es incuestionable para mantener sus conciencias aletargadas, después de todo incluso ellos las tienen.




De La Nobleza.

El problema con Pueblo y Rey es que ambos carecen de nobleza, y entiendo yo por nobleza ese ansia del alma imperfecta por averiguar que es lo correcto y hacerlo, es esa búsqueda un perpetuo combate contra los defectos que amenazan con arrastrarnos, es lo que hace que algunas personas no sean chusma, es esa lucha la que les da nobleza, esa lucha es La Nobleza. Una lucha que tiene como Grial convertirse uno mismo en una persona libre que escoge el camino del bien.

Contrariamente el Rey escoge el camino del mal y se convierte en tirano. Y no hay nada que odien mas Pueblo y reyes, ni transgresión mas atroz a su aberrante norma que esta nobleza, ya que saben que solo es necesario desear serlo para coronarse rey de uno mismo y hacer lo correcto, saben que su maldad es de propia elección y odian al que se atreve a recordárselo aunque solo sea en susurro en lo profundo de sus ennegrecidas almas. Es por ello que buscarán la mas mínima mácula en aquella persona que deseen destruir, una vez hecho eso buscarán cualquier cosa que sean capaces de retorcer hasta calificarla como tal, y finalmente sus mentes siempre preñadas de maldades y sus lenguas fecundas en mentiras cosecharan algunas mas procediendo a esparcirlas como se esparce el grano en un campo preparado para la siembra.


No es posible expresar mejor esta realidad que el la dote que entrega Hamlet a Ofelia si esta decidiese casarse: Aunque seas un hielo en la castidad (cada cual entienda en lugar de castidad lo que apetezca), aunque seas tan pura como la nieve; no podrás librarte de la calumnia.

Nunca amará El pueblo a una persona noble, como mucho se esconderán tras máscaras de agradecimiento y simpatía mientras les sea conveniente, pero solo mientras obtengan algo de esa persona.

Tampoco será libre el ser humano hasta acabar con el último de sus reyes, pero para ello será preciso acabar primero con cada humano que aspire a gobernar otra cosa que no sean sus propios pasos, hasta entonces solo habrá una lucha interminable por no ahogarse en las ambiciones y apetitos de otros, pues el pueblo no es otra cosa que los que no han conseguido coronarse como reyes.




Y mientras tanto yo solo puedo soñar con los cuentos de hadas que leía de niño, con ser un caballero que no tenía mas que un caballo, armas y el amor imperecedero por su dama, ayudando a quien necesitase ayuda y atesorando conocimiento y sabiduría; con un mundo en el que el mal eran los trasgos y trolls, donde el demonio tenía cuernos y llamas en lugar de trajes de Armani y lengua de plata, donde lo que se necesitaba para ser noble era ser valiente, justo y honorable, donde el rey se sentaba en una mesa redonda junto a sus iguales diferenciándolo de ellos solo unas mas cuantiosas y pesadas responsabilidades; donde quienes no eran inteligentes agradecían el consejo del sabio, donde quienes no eran fuertes agradecían la protección del fuerte, donde quienes sufrían agradecían sinceramente y no solo de palabra la bondad de quien los cuidaba, un mundo donde todos querían el bien de los demás. Un mundo precioso, que se rompe en mil pedazos junto a mi corazón cada vez que miro por la ventana o abro un periódico; y no sería tan malo de no ser porque mi alma se agarra a esos cuentos de hadas como un niño que agarra un peluche ante el miedo que le produce la oscuridad, pero el peluche está en llamas que me queman el corazón y el alma.

Ojalá fuese Don Alonso Quijano, completamente enloquecido e ignorante tanto de las burlas como del espantoso mundo que tengo ante mis ojos cada vez que miro fuera de mi refugio; espero que la reencarnación exista, y espero no nacer en este mundo nunca mas, espero nacer cerca del amor de mi vida y vernos crecer juntos, y espero ser todo lo que el noble corazón de esa persona a la cual entregarme en cuerpo y alma ame.



Ruego a Armeniam (Tyr) que me de sabiduría para actuar con justicia y no dejarme arrastrar por la crueldad o la misericordia, así como saber a quien entregar mi amor y confianza.

Algún día entenderé.

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