Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Volando sobre dos ruedas.
17-10-2020 19:03
Por Taraak


Bueno, mas experiencias (montar en globo me falta) nuevas, se ve que la vida me da un respiro, y como etoy un poco cansado de ser el "pupas" que no paraba de escribir sobre cosas que le sacaban de quicio pues toca hablar de esta experiencia nueva y agradable.

Ayer (si, otro metafórico ayer) monté en moto por primera vez, la primera experiencia fue la claustrofóbica sensación de meterme el casco en la cabeza, esa cosa decididamente estaba hecha para un melón de inferiores dimensiones al que reposa sobre mi cuello, pero una vez acomodé adecuadamente las orejas en la zona del casco que se ahueca para dejarles espacio, la sensación se calmó bastante hasta ser solo una incomodidad que acompañaba de forma casi imperceptible al respirar.

Después tocó acomodarse vigilando de que las suela de mis zapatillas no tocase el tubo de escape (quiero que me duren al menos medio año mas) y arrancar... lo que siguió... a ver como lo explico... era disonante, espectacular, si, pero no podía quitarme de la cabeza que algo no encajaba, acostumbrado a la bicicleta esa velocidad solo me encajaba en lanzarme cuesta abajo en una pendiente muy empinada, en llano no se alcanza esa velocidad y mi cerebro parecía empeñado en decirme que había perdido el sentido de la orientación y que estaba tirandome a toda hostia por una cuesta empinada, creo que esta disonancia entre lo que estoy acostumbrado a que pase y lo que pasaba en ese momento hizo la experiencia aún mas divertida pues yo no podía evitar descojonarme de mis propios instintos.

Si tuviese que comparar la experiencia a la de viajar en coche diría que en esta el viaje es mucho mas... presente... no mas largo, es igual de veloz o mas (especialmente con la forma de conducir de "mi chofer"), pero estas pendiente todo el tiempo, en el coche si te distraes mirando por la ventana y te pones a pensar en tus cosas el tiempo puede desvanecerse como por ensalmo, subido a una moto si te distraes y te pones a pensar en tus cosas el tiempo se desvanece de la hostia que te metes; esto me gusta, me gusta vivir el viaje en lugar de aburrirme pensando en las musarañas, me gusta sentir cada acelerón, cada giro, el viento girando sobre ti, haciéndote la cabeza de vela en las curvas, todo eso es emocionante y hace que disfrutes el viaje como un enano (aunque supongo que pueda ser cansado en trayectos largos), ¿el frenar?, el frenar ya no tanto, en las zonas que requieren de frenar mucho (malditas sean las putas monas, que le pise un elefante los callos a los fulanos que las colocaron y le muerda los cojones un tejón a los políticos que ordenaron su colocación) de hecho era incómodo cuanto menos, como puede saber cualquiera con conocimiento básico de física, alterar la inercia de un objeto cuesta mas cuanto mas pesado es este, y en cada frenada a pesar de que me agarrara con todas mis fuerzas al respaldo, mi culo salía disparado estrujandome la saca de la hombría y el dragón que sobre ella anida contra la poco elástica tela de mi bañador, dando como resultado que llegado el momento de desmontar se me hubiese dormido el prepucio.

En fin, una experiencia emocionante que estoy deseando repetir (esta vez con ropa interior mas flexible), uno de esos momentos en los que sencillamente estas in situ disfrutando del momento sin mas preocupación que la de no pisar el tubo de escape y un cerebro que aún no ha terminado de instalarse el nuevo software, una experiencia que además tiene un cierto sabor familiar, me recuerda bastante a la primera vez que monté en una bicicleta, también fue de paquete pero no recuerdo bien si fue con mi madre o con mi niñera, el caso es que la sensación de sentir el mundo volar (en mi caso al menos no siento que sea yo el que cambia de posición) a mi alrededor y notar de una manera tan viva cada cambio en el trayecto se me hacía intenso y emocionante.

Para mi la idea de viajar sobre dos ruedas está por (alguna razón) indefectiblemente relacionada a una sensación de romántica libertad e independencia, pensar en esas dos ruedas siempre me hace pensar en unas espaldas sobre las que se abraza una muchacha y dos rostros que ven pasar el mundo ante si sin mas preocupación que el aquí y ahora, libres de toda atadura que no sea la de su mutuo amor; y aunque esta imagen la siento cuando pienso tanto en las explosivas y veloces motocicletas como en las de propulsión humana la imagen difiere poco a poco si sigo mirándola, poco a poco veo separarse las imágenes. En una veo separando a la muchacha de esas espaldas un casco, veo una carretera asfaltada bordeada de farolas, los veo dirigirser de la nada a la ciudad incendiada de neones, veo grandes logos en su ropa, si sigo manteniendo la vista fija en el interior de mi mente puedo ver el estallido lejano de las luces azules de un coche de policía y escuchar sus sirenas de mal agüero; veo una noche sin estrellas en el cielo. En otra veo la ciudad hacerse pequeña a sus espaldas, veo una senda de tierra bordeada de árboles y arbustos, veo mares de plantas sembradas de flores, veo al verde trigo inclinar la cabeza maduro para el pan y a las naranjas tan apetitosas que te inundan de perfume por los ojos, puedo dejarme llevar por la escena y escuchar la respiración de la muchacha sintiendo con cada inspiración a su amante y hasta sentir sus brazos hacer su amorosa presa en el calido pecho sobre el que a la noche reposará su cabeza mientras mira un cielo nocturno preñado de estrellas.

Una cosa que sin duda decanta la balanza en favor de la bicicleta (para mi) es que la moto es del todo incompatible con el bendito kilt y la ausencia de calzoncillos, sencillamente me he enganchado demasiado a la comodidad y libertad que te da la falda escocesa; no obstante he de reconocer que la razón principal es que soy un romántico incorregible y un cursi de campeonato, y por algo tan tonto como que me hace pensar en una escena mas hermosa me quedo con la bicicleta... así que supongo que también soy un tonto digno de un ministerio.




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