Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Insultando decentemente en castellano español (III)
16-11-2017 13:32
Por Verion
No sé cuándo (ni cuantas veces) escuché decir que las personas no acaban por perdonar, sino que tienen mala memoria. No sé si será así, pero lo que sí creo es que las palabras se las lleva el viento, y que la palabrota que soltamos hoy dentro de un tiempo estará olvidada, así que en realidad no tendrá mucha importancia. Pero sin embargo, si la decimos por internet, quedará grabada y será consultable durante bastante tiempo, por lo que probablemente habremos roto el flujo de la conversación y nos habremos granjeado algunos enemigos que no pretendíamos. Así que aquí llega mi tercera parte de la serie sobre palabrotas: cómo insultar por internet.

A no ser que a uno le de igual lo que digan los demás, no se debe ir soltando por ahí algo como “eres tan tonto que lo tuyo tiene que desgravar”, o en general cualquier variedad especialmente ofensiva. Por ejemplo, si yo tuviera un rifirrafe en el seno de un fanzine de rol y le dijera a su editor que me parece un "merluzo rastrero atontado que no distingue su culo de su polla" probablemente me ganaría la enemistad de un montón de gente, por lo que hay que evitar menciones tan literales y ser un poco más delicado.
Al final esto va a ser un asunto de formas. Creo que hoy por hoy sirve con imaginarse uno que está en el club de campo británico cogiendo la taza de té con dos dedos y bebiendo a sorbitos. Si en el escenario imaginado, a un lord se le cae el monóculo con nuestro exabrupto, es que nos hemos pasado un poco. Por lo tanto, hay que ser finos.

El primero de los trucos es recurrir a la más grande de las ironías, es decir, llevar al ridículo las palabras del otro, de forma que todos los presentes se descojonen de él. Pongamos por ejemplo que un tipo nos dice que no tenemos ni idea de, no sé, patinaje artístico, pero nosotros sabemos que sentimos expertos reconocidos porque tenemos un reconocimiento deportivo de categoría (suena exagerado, pero en internet ocurren cosas así). Podríamos decirle “tío, tú eres un gañán que no tiene ni puta idea de lo que dice, a ver si te informas un poco antes de abrir la bocaza”, pero esto no es adecuado en internet. En su lugar se puede ironizar y decir “Pues es verdad, sin duda tienes razón. Pero vamos, que entonces los que se presentaron al certamen debían ser paralíticos. Y supongo que el jurado te parecerán también unos ignorantes. Muchas gracias por iluminarme”.

Hay que tener mucho cuidado, no obstante, de no llegar al extremo de crear un ataque “hombre de paja”, es decir, poner en la boca de nuestro enemigo algo que no ha dicho, porque eso no está bien, y porque además la peña se va a dar cuenta. ¡Mucho cuidado con nuestras ironías!

Pero no todos somos ocurrentes con esto de la ironía, y no nos vamos a quedar con las ganas de llamar idiota a un capullo que nos está tocando los genitales por internet. Entonces podemos aplicar la idea de la taza de té cogida con dos dedos, y decirle “creo que no tienes un buen criterio en esta materia”. A fin de cuentas le estás diciendo casi lo mismo, pero la percepción del mensaje cambia y a nadie se le cae el monóculo.

Hay que tener cuidado con cuánto estiramos la cuerda. O sea, de nada sirve evitar la palabra malsonante si al final la frase suena extremadamente borde y despectiva. En este sentido, seguramente nos estaremos pasando si decimos “creo que con esa falta de criterio que demuestras te tiene que ir fatal en la vida”.

En cualquier caso evitar las palabras malsonantes es muy importante. Si le decimos a alguien que es un cretino, probablemente mucha gente no participe en el hilo, o nos cojan un secreto desprecio. La cosa cambia si le preguntamos “¿Tomaste suficiente yodo en tu infancia?”. A fin de cuentas es la definición del cretinismo, pero no hemos sido tan hostiles.

Hay que tener en cuenta que la hostilidad casi siempre va a ser percibida como hostilidad, y probablemente a muchas personas no les va a gustar esto, porque muchas personas aborrecen en grado sumo incluso la más ligera de las discusiones. En este sentido hay quien opta por evitarlas y lucir la mejor sonrisa mientras luego se menoscaba al oponente a su espalda. A mí esta forma de obrar me puede parecer la de un puto miserable malnacido al que con gusto daría una hostia, pero, ¿debo decir eso por inernet? No, pero sí puedo decir “según yo lo veo, ese sujeto no recibió las enseñanzas morales básicas que permitirían una coexistencia tranquila conmigo”.

¿Y qué hay de la clásica situación en la que un tipo monta un crowdfunding con la intención de quedarse el dinero de la gente mediante evidentes engaños? Podemos decirle que es un estafador, pero el hilo se nos llenará de oportunistas que vendrán a hacernos de menos diciendo que tenemos algo personal contra el autor y otras lindezas. Sin embargo, podríamos haber dicho “tengo la sensación de que el promotor pretendió incrementar su riqueza personal, pues el artículo tiene un precio muy superior al atribuido a otros de su entorno, todo ello con una falta de claridad no habitual”. Puede que sea un poco largo, pero con esta repipi forma de obrar no dejamos ahí impresa una buena palabrota, y al nadie se le cae el monóculo.

Se pueden sacar muchos más ejemplos. Supongamos que queremos montar una partida de un juego minoritario en unas jornadas, y los organizadores nos ponen en la puerta de los baños bajo un altavoz, mientras que los miembros de la editorial de moda tienen una sala aparte, y sus partidas se anuncian por megafonía. Podríamos decir por internet que son un atajo de vendidos untados por dos euros, pero es mucho más correcto decir que “su firme apuesta por las editoriales instauradas en detrimiento de la acción de clubes y fans evidencia un panorama desolador para los próximos años”. Si además queremos tratar en asunto de la corrupción, podríamos añadir “espero que esta tendencia esté motivada más por la dejadez y el desdén que por los dos manuales que recibieron para el sorteo”. No obstante esto es mucho más sucio, pero cada cuál sabrá.

¿Y qué hay de esa típica situación de un sujeto que argumenta una cosa un año, y la contraria al año siguiente cuando está en otra situación? Yo creo que está más que justificado llamarlo hipócrita, pero también podemos decir que "cambia fácilmente de criterio en función a sus necesidades circunstanciales".

Yo creo que más o menos se entiende lo que quiero decir, así que con esto concluyo esta tercera parte. ¿Quedan más artículos sobre insultar decentemente? Pues yo creo que sí. Me está resultando provechosa esta serie.


Entradas similares: