Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Mis cinco métodos favoritos de suicidio
11-11-2016 13:43
Por Verion
Una serie de artículos míos no sería lo mismo sin uno sobre este tema tan especial. Sé que a muchos lectores les parecerá desgradable, pero a mí me parece que hablar de este tema es positivo para que se tome conciencia de que el hecho existe. De hecho es la primera causa de muerte externa en Europa, y es mayor que el total de homicidios en el mundo. Ahí queda.

Pero sin entrar en los conceptos generales, me quedo en lo específico, en los métodos preferidos por este sujeto en particular. He pensado bastante sobre el asunto, aunque seguro que hay algunos que se me escapan. Está basada en ideas específicas personales; hay factores que me importan poco, como el dolor y otros que me importan mucho, como el trauma ocasionado a familiares y amigos. Otra persona tendrá otras preferencias.

5. Desangramiento

El menos favorito de la lista, pero aún así bastante favorito. Tiene la ventaja única de ser una fusión elegante entre carne y acero, y de poder elegir cual es el arma con la que acabas con tu vida. Aunque bueno, supongo que al final la policía se la quedará para la investigación.

El tajo tiene que ser bastante doloroso, pero la perspectiva no me preocupa demasiado. Quizá el rato hasta el desangramiento sí sea algo más desagradable, aunque tampoco creo que eso me parara.

Lo peor que tiene este método es que dejas un cadáver en un estado bastante lamentable, de forma que el familiar o amigo que se encuentra la sorpresa, o que tenga que identificar los restos va a tener una experiencia tan mala que igual hasta lo marca de por vida. Por eso no me parece buena idea.

4. Accidente en moto

Bueno, accidente en verdad no. La idea es poner una motocicleta a una velocidad cercana a trescientos kilómetros por hora, y estamparse. De esa no se salva nadie.

Se diría que la cosa va a ser impresionante, pero entre la adrenalina de la velocidad y lo brutal que es la leche, no creo que se sienta absolutamente nada. Y seguramente los restos mortales queden tan destrozados que la identificación la lleven a cabo profesionales, de forma que los familiares y amigos no se van a llevar más trauma que el del hecho en sí.

El problema es que creas una situación de riesgo para la seguridad vial, y una cosa es querer suicidarse… y otra bien distinta poner en peligro a terceras personas de las que uno no sabe nada.

Supongo que hay una variante que es combinar esto con una caída desde un puente por un pazo gallego, y eso no crea el peligro para la seguridad vial. En este sentido me pregunto mucho si uno llega consciente al golpe, o la pierde antes.

En cualquier caso este método me parece bastante bueno, y en un momento de gran tristeza podría ejecutarlo. Es por eso que no me compro una moto.

3. Golpe de calor

Este es de mis muy favoritos. Consiste en salir a hacer algún deporte muy exigente, con gran intensidad y una temperatura muy elevada, digamos, cercana a los cuarenta grados. Algo totalmente desaconsejado médicamente.

Lo bueno de este método es que no dejas a los familiares y amigos con sensación de culpa, porque no parecerá un suicidio sino un accidente deportivo, y todo el mundo estará de acuerdo en que se te fue la cabeza por hacer deporte en esas condiciones.

Lo malo es que tiene que ser un rato chungo de pelotas. Este tipo de sensaciones son bastante asquerosas, y ni siquiera es exactamente dolor, sino un malestar generalizado. Y bueno, otra cosa mala es que no funciona conmigo.

2. Incineración

Este método tiene que ser terrible, y solo está en mi lista porque existe el concepto de “quemarse a lo bonzo”. Dentro de lo malo está que hay que ser un monje tibetano y poco menos que haber meditado durante decenios, cosa que no es mi caso. Lo bueno es que si lo consigues puedes fusionar tu suicidio con alguna reclamación de una causa honorable y tienes un “dos por uno”: seguro que llama la atención. Aunque claro, con el ritmo frenético de información de hoy en día desaparecería con el siguiente “un perro ha hecho el pino sobre la nariz”.

1. Combate

¿Para qué suicidarse uno si puede morir acabando con el mayor número de enemigos indeseables posible? Y siempre hay una gran cantidad de enemigos indeseables. Y si no, siempre se puede uno embarcar en alguno de los conflictos bélicos más horribles que haya en su momento. Por desgracia, se diría que siempre lo va a haber.

¿Problemas? Un montón. Para empezar, que es un método realmente duro, exige mucha conciencia de lo que se está haciendo. Para seguir, que no garantiza para nada la muerte, y no se me ocurren cosas peores que ser capturado por la peor escoria de la humanidad.

Una vez me ofrecieron un argumento adicional en contra de este método, y es que disparando a hijoputas probablemente haga menos que escribiendo artículos y publicando un mensaje en contra de estos enemigos indeseables.

Quizá sea una escusa, pero quizá no, y lo que esté haciendo es suicidarme lentamente detrás de cada una de las palabras que vierto en un artículo, una novela o una ampliación de un juego.


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