Hermanos Juramentados de la Espada Negra
El crowdfunding y yo
9-11-2014 11:43
Por Verion
Llevo dos semanas que para mí han sido intensas. Primero la cuestión del cierre de la editorial con la que íbamos a publicar, luego encontrar sustituta, y finalmente afrontar el crowdfunding. Todo esto han sido emociones tan absorbentes que me cuesta creer que solo hayan pasado dos semanas, en mi percepción más bien parecen dos meses, pues afronto gran cantidad de tareas con razonable preocupación.

En mi alrededor el optimismo es la tónica general. La reunión de la hermandad fue muy expresiva en este particular, y muchas personas que hablan conmigo dan por hecho que vamos a conseguir nuestro objetivo inicial. Esto no quita, por supuesto, que yo me preocupe.

Supongo que esto de los "crowdfunding" es algo complicado para todos los que tenemos que afrontarlos, y que nadie está del todo seguro de lo que va a pasar durante el proceso. Cada cual tiene sus motivos para pensar que lo va a conseguir, y ha cosechado una serie de apoyos que yo no voy a entrar a juzgar en este momento. Todos los intentos -exitosos o no- formarán una "historia de los CF en los juegos de rol". Creo que desde el "futuro" se podrá decir qué formas de hacer las cosas son las que funcionan, y cuales son una mala idea. Como digo, ya se han visto varias formas de afrontarlo, y este mes veremos (creo) otras dos diferentes.

No sé cómo lo llevan las demás personas fuertemente implicadas, si se ponen nerviosos, si tienen miedo, o si dudan sobre el camino recorrido. He escuchado hablar del “síndrome del F5”, según el cual los creadores suelen pasarse el día actualizando la página de Verkami para ver si ha habido una nueva participación. Seguramente sea algo por lo que “todos tenemos que pasar”, como cuando hace más de diez años nos quedábamos fascinados mirando avanzar la cola del emule, hasta que nos acostumbrábamos a las sensaciones.

En la hermandad desde luego no nos pasará eso. Nosotros tenemos una aplicación que nos informa en tiempo real sin tener que actualizar. Incluso podemos añadir que nos avise en el móvil cada ocasión en la que haya cambios. Pero este no es el asunto al que quería llegar.

El caso es que entre tanto trabajo y entrevista de esta precipitada campaña para el crowdfunding ayer me ocurrió algo bastante especial que paso a relatar. Estuvimos implicados en el prolongado proceso (más de doce horas) de la grabación del vídeo que tiene que hacer de cabecera en el proyecto de Verkami, y este dejó lugar al trabajo de mezcla y producción, en el que mi tarea dejó de ser tan directa, y pude relajarme en una silla cualquiera de oficina. Y mientras el hermano Sigeiror componía la música que acompaña al vídeo, un recuerdo me sobrevino. En este caso se trataba de una situación similar que habría ocurrido cuando éramos unos chavales jóvenes, y grabábamos este tipo de cosas, quizá por divertirnos, quizá por dar difusión a lo que nos gustara por aquel entonces. Dos chavales absolutamente libres que no tenían que afrontar ninguna responsabilidad (y por los dioses que ahora tenemos muchas), y que simplemente hacían lo que les gustaba porque les gustaba.

Entonces alcé la voz, e interrumpí al hermano Sigeiror con la siguiente pregunta.

-¿Nuestros "yo" de hace quince años estarían orgullosos de nosotros?
-Yo lo pienso muchas veces -me respondió él-. Y creo que sí -añadió, para volver a ponerse a sus asuntos.

Yo también lo pienso. Hemos hecho lo que deseábamos hacer entonces, y no me refiero a publicar, sino a crear las obras que habíamos decidido, llevando nuestras vidas adelante, sin ninguna consideración por los gustos comerciales, o por las corrientes mayoritarias. Hemos hecho nuestra música, nuestras novelas, y hemos participado en el que yo creo que es el más completo juego de rol hasta la fecha.

Y durante ese momento, afectado por la falta de sueño, por el cansancio del día de trabajo, y ¿por qué no decirlo?, de la carrera que había realizado por la mañana, encontré un momento tranquilo, de clarividencia, de absoluto equilibrio, una sensación que solo puedo entender mientras la vivo. Desapareció toda la preocupación, y sentí la seguridad más absoluta de que habíamos hecho lo correcto en cada momento, y que si a la sociedad no le gustaba, simplemente habíamos nacido en lugar o el momento equivocado.

Han pasado muchos años, y muchas personas han decidido apoyarnos. Ahora llega el momento de ver si hemos llegado a una mayoría silenciosa, pero eso no es, a fin de cuentas, lo importante. Lo importante es haber recorrido el camino.




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